Este número, el 28, el correspondiente a este mes, abril, es el último de esta revista literaria, La hamaca de lona, por cuyas páginas, a lo largo y ancho de estos últimos años, desfilaron poemas y relatos de autores pertenecientes a prácticamente todas las corrientes literarias. Se trataba de una revista que, sin duda, merece el calificativo de heterogénea. Cuando una revista, y más una de estas características, echa el cierre sucede lo mismo que cuando un amigo se va: algo se muere en el alma.
El hombre, el poeta, que hizo posibles estos 28 números no es otro que Juan Antonio Mora, una de las mejores personas que he tenido la suerte de conocer gracias a la poesía, una de las personas que me mejor se comportaron conmigo, una persona que me demostró con hechos y palabras su hospitalidad y su generosidad. Un hombre, un poeta, que todavía, a estas alturas de la película, creía que era posible que la poesía pudiera cambiar el mundo, para mejor claro.
Su carta de despedida no tiene desperdicio:
Este último número, el 28, cuenta con poemas y relatos de, y flípalo, escritores de la talla de:
Begoña Abad, Felipe Alcaraz, Alfonso Armada, María Luisa Balda, José Ángel Barrueco, Pilar Blanco, Pedro del Pozo, José Elgarresta, Matías Escalera Cordero, Ferrán Fernández, David González, Luis Antonio González Pérez, Ángel Guinda, Salvador Gutiérrez Solís, Marisol Huerta, Francisco Javier Irazoki, Chantal Maillard, Alicia Martínez, Juan Francisco Mora, Manuel Moya, Vicente Muñoz Álvarez, Julia Otxoa, Anxo Pastor, Miguel Pastrana de Almeida, Carmen Peralto, Roxana Popelka, Raúl Quinto, Jorge Richmann, Mara Romero, Nuria Ruíz de Viñaspre, María Salgado, Bernardo Santos Ramos, José Iván Suárez, Javier Vázquez Losada, Ana Vega, Joseph Wilson y Felipe Zapico Alonso.
De Julia Otxoa, a la que tuve la suerte de conocer en Córdoba hace unos meses, son estos 2 poemas:
Yo me dirigía a él por su apellido: Mora. Y él siempre insistía en que le llamase Juan. Pero nada, yo erre que erre: Mora. No me salía llamarle Juan. El caso es que para esta ocasión, cuando Juan se puso en contacto conmigo, le envié dos poemas inéditos: uno lleva por título Ceguera y el otro Julian Key, y que forman parte de mi próximo poemario: No hay tiempo para libros, en Bartleby Editores:
La cita de Jorge Riechmann en la contraportada viene que ni pintada para cerrar la andadura de esta revista, La hamaca de lona, y de su editor, Juan Francisco Mora: Somos lo que regalamos: y esta revista literaria, merced al esfuerzo, a la ilusión y al trabajo de Juan nos ha regalado poemas y relatos francamente buenos, inolvidables. Pero, a mi juicio, el mejor regalo que nos ha hecho es la certeza de que si se hacen las cosas con amor quizá, después de todo, sí sea posible cambiar este mundo, para mejor claro:
Muchas gracias, Juan, hermano. Por todo.
Otra de las consecuencias de esta MIERDA en la que nos han metido quienes tienen el PODER. Pero ellos también caerán.
ResponderEliminarKebran
Hermosa despedida, david. Comparto en mis blogs con tu permiso. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarYo también --sin permiso-- es lo mínimo para homenajear la labor incansable de J.M.Mora, abrazos
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