Partiendo de la base de que yo sí creo en la literatura de No Ficción y que creo que (en estos tiempos en que la realidad cotidiana no se corresponde ni de lejos con la realidad de los sueños a los que aspiramos, lo que, a mi juicio, es lo que ha hecho de esta sociedad una especie de coto de caza en la que todos somos cazadores y presas) la experiencia vital y real de los escritores y artistas de No Ficción puede, aparte de entretenerme, serme de gran utilidad si algún día, por la razón que sea, me corresponde pasar por situaciones semejantes. Por todo ello, y más, cada martes subiré uno o dos post sobre literatura de No Ficción y sobre sus distintas variantes.
Y doy comienzo con una novela de Henry Jaeger: Tiempo de castigo. Y aunque el personaje principal de este libro no se llame Henry, si te tomas la molestia de leer la solapa verás que es fácil deducir que lo que se nos cuenta en estas páginas son las propias experiencias del autor, al menos sus experiencias, duras, durante más de una década de su vida.
Como me estoy volviendo cada vez más vago, al tiempo de que cada vez dispongo de menos tiempo, me sale más rentable escanear los textos que picarlos al blog, por lo que tendrás que pinchar sobre las imágenes para leer el primer capítulo de esta gran novela, editada, todo hay que decirlo, por aquellos añorados Libros Reno, lo que me lleva a Nelson Algren, el escritor de los bajos fondos de Chicago y amante de Simone de Beauvoir, cuya obra fue editada en unos tiempos nada propicios para ello, y que ahora, por algún motivo que desconozoco, ninguna editorial ha pensado en reeditar la obra de un tipo que ya escribía sobre la heroína antes que Burroughs y que ya escribía realismo sucio años antes de que dicho término lo acuñase un crítico de cuyo nombre es mejor ni acordarse.
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