Cuando uno ya no dispone o dispone de poca plata para comprar libros, uno agradece en el alma que le regalen libros: y a mí me han regalado este de Joyce Johnson: Personajes secundarios... O dicho de otro modo: las memorias de una chorba que tuvo una relación sentimental con Jack Kerouac, un tipo que cada vez me gusta más como escribe y menos como era en su faceta humana, sobre todo hacia el final de sus días, pero esa es otra historia y ya llegaremos a ella a su debido tiempo... Estas memorias, editadas primorosamente por Libros del Asteroide, están bien escritas, son ágiles y no solo retratan a los escritores beat y sus vidas, sino que se retrata, y muy bien, la sociedad americana de aquella época que, por una parte, la de los adultos, se aferraba a los valores o supuestos valores tradicionales más rancios, y de la otra, de la otra parte, la juventud, con ganas de cambio, de marcha, con la esperanza de que dentro de unos años cuando se miren al espejo no vean a sus padres reflejándose en ellos. En resumen, que me enrollo, es lo que tienen los porros mañaneros, pero bueno, a lo que iba: merece realmente la pena hacerse con este libro, leerlo, y luego, si es posible, que pensemos, que pienses, que en la vida no hay personajes secundarios. Tampoco personajes principales. En la vida de cualquier persona, por aburrida que parezca, hay una novela. Algunos, como Kerouac, la escriben, y otros, la mayoría, no... Pero su historia está ahí, como la de Joyce en este libro en cuya portada puedes verla, al fondo, detrás de un Kerouac que no sospechaba ni por lo más remoto que esta mañana, a las siete y veinte, un martes, 17 de mayo, con nubes que amenazan con lluvia, un capullo del otro lado del mundo estuviese escribiendo un post sobre las memorias de una de las tantas novias que tuvo:
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