Te atrapa, desde el principio eres un viajero más en el vagón de ese tren, que representa la vida, una vez conocido el absurdo de la misma. Pero aún así, por muy insufrible que sea el hastío, gestos impensados, nos sorprenden, pinceladas precisas y refrescantes, de alegría que por unos momentos nos reconcilian con nosotros mimos. En este relato se deja además una lección de humildad impagable. Ojalá nadie juzgase por su aspecto a otro ser humano. Siempre hay algo que aprender del otro, como en este caso en el que una niña, pobre, que se aleja de su hogar, sin protección dentro de un vagón de tren hostil, es capaz de pintar un cuadro de color y calor, ante la mirada perpleja de un hombre agobiado por la melancolía de una vida sin sentido, segura y...vulgar.
Te atrapa, desde el principio eres un viajero más en el vagón de ese tren, que representa la vida, una vez conocido el absurdo de la misma. Pero aún así, por muy insufrible que sea el hastío, gestos impensados, nos sorprenden, pinceladas precisas y refrescantes, de alegría que por unos momentos nos reconcilian con nosotros mimos.
ResponderEliminarEn este relato se deja además una lección de humildad impagable.
Ojalá nadie juzgase por su aspecto a otro ser humano. Siempre hay algo que aprender del otro, como en este caso en el que una niña, pobre, que se aleja de su hogar, sin protección dentro de un vagón de tren hostil, es capaz de pintar un cuadro de color y calor, ante la mirada perpleja de un hombre agobiado por la melancolía de una vida sin sentido, segura y...vulgar.