Bueno: Heterogéneos, la antología, editada de manera impecable, como todos sus libros, por Ediciones Escalera, y coordinada por el poeta Eduardo Boix y por un servidor, parece ser que ya anda por los anaqueles de las librerías, al módico precio de 16 euros y pico...
La imagen de la cubierta es obra de mi bro Ángel Muñoz.
Y dentro, los poemas, cuatro por cabeza, de 61 poetas nacidos entre 1970 y 1987.
Ante la imposibilidad de subir un poema por autor, he decidido subir versos sueltos de cada uno de ellos, siguiendo el orden en que aparecen en el libro:
Kirmen Uribe (1970): Mientras tanto dame la mano, decía,/no quiero promesas, no quiero disculpas,/tan sólo un gesto de amor.
Juan Pinilla (1970): Cuánto te echaré de menos/Cuando vuelvas a mí/ya tan sólo en el recuerdo.
María Villa (1971): Quizás siempre ha sido/el momento/de mis cicatrices.
Gsús Bonilla (1971): para los caprichosos: pétalos de rosas,/para nosotros:/verde desasosiego y/hojas de esperanza.
David Mayor (1972): Las personas son otras/cuando las cambiamos de sitio
José Ángel Barrueco (1972): y así sé lo que es el amor:/que ella me quiera/a pesar de mis defectos.
Pablo García Casado (1972): Es un hombre que camina solo por el barrio (...) Es un hombre a la espera de noticias, que ha salido de casa porque necesita pensar, pensar en algo.
Marcos Canteli (1974): magisterio: que la escritura sana/cuando incorpora sombras
Miriam Reyes (1974): La tierra prometida es cosa de otros./Para nosotros la arena:/un paisaje que cambia con el tiempo.
David Mardaras (1974): ¿Realmente creíste-pudiste ser tan ingenuo- que/serías libre por siempre?
Estíbaliz Espinosa (1974): En 20 segundos se corta vuestro cordón umbilical./Muere alguien de un tiro en la sien./Es muchísimo tiempo encerrado en poco tiempo.
Alberto Lema (1975): Un nombre para lo nuestro/será un nombre para los otros.
Carmen Camacho (1976): Cae la luna, otra noche más/por la rendija de las tragaperras.
Joaquín Juan Peñalva (1976): Bienvenida al lugar/donde se cumplen los sueños;
Ausías Navarro Millet (1976): latir de pala/noches/de pico y empeño oscuro
Antonio Díez (1976): no te das cuenta/de que tu vida/es la alfombra de tus superiores/una muesca en el revólver de un banquero
Safrika (1976): hay sueños que o los dejas escapar/o dejan de serlo
Nuria Mezquita (1976): Y no hay suspiros ni voces que arrimen el hombro/para que el tiempo mejore o se haga menos denso.
Antonio G. Villarán (1976): Siempre he sido luchador,/por eso entiendo a veces/el gesto desesperado/de arrojar la toalla,
Yolanda Castaño (1977): Responsabilizarme de mi cuerpo,/dar la cara por la mía.
Gonzalo Escarpa (1977): Solo se ven dos ojos que dicen/"tiene daño".
Ángel Muñoz (1977): No encuentra otra forma mejor/en la que tirar el tiempo./Eso o adivinar rostros perdidos/allá en Colombia.
Isabel García Mellado (1977): y llegamos a tocar el aire que respiran/esos que aún no hemos llegado a ser/pero que avanzan hacia nosotros
Pablo Texón (1977): que no haya más refugio que tu brazo/que las noches nunca sean largas/ni frías ni vacías
Ana Vega (1977): Murmurando jadeos que se recuerdan/para sobrevivir/entre estas paredes/que un día bautizamos juntos.
Óscar Aguado (1977): si te aplastara un tren te salvaría/porque soñé cruzar las vías de tu mano
Andrés Neuman (1977): Te enseñaré a leer fuera del aula/y llegada la hora quiero que escribas "mar"/sobre los azulejos del pasillo.
Luis Bagué Quílez (1977): He pasado la noche/conversando conmigo y con las sombras/que surcan las paredes de mi cuarto,
Marcus Versus (1978): se puede desmontar en dos minutos la cabeza de un suicida en potencia/hacerle frenar las cicatrices de la vida y sentarle junto a un olmo
María Couceiro Fernández (1978): Vamos a ir abriendo puertas./Venga!/Con los puños!
Juan Andrés García Román (1979): El primer rey era deforme;/nació con una protuberancia sobre el cráneo que llamaron corona,/pero esa deformidad le confirió mucho poder.
Mario Crespo (1979): deseas/salir de tu cárcel/y respirar este aire contaminado/que a mí me sobra
Robert Albert (1979): Me corté los dedos/para dejar caer al suelo/tus caricias de mi cabeza.
Nacho Montoto (1979): Su cuerpo desmembrado: maldita metralla./Los periódicos: muertos de papel.
Déborah Vukusic (1979): nunca más salvaré personas/que no deben ser salvadas
José Daniel García (1979): A su paso,/las raíces del amor/crujen como una silla/desvencijada.
Eduardo Boix (1980): Había aprendido a ser la niña mala. La dueña del filo doble de la navaja. La reina del lado oscuro.
Arturo Méndez Cons (1980): Todo lo que en fin/mientras miro hacia otro lado me dice/que empezará a llover cuando te marches
Javier Das (1980): Creo que si lo pienso/nunca he visto una estrella/fugaz.
Lluis Pons Mora (1980): Te echo de menos como a aquel árbo que estaba/como a los niños perdidos,/como al caballo el guerrero.
Julieta Viñas Arjona (1980): Nuestros cuerpos calientes,/dentro,/fuera la noche helada/entre las casas.
Alberto García-Teresa (1980): Aquí, en la fila del banco,/con la mirada absorta en la ventanilla,/comprendes que tu vida es sólo un número
Ignacio Escuín (1981): Dime que conoces la noche americana/la del flexo encendido quemándote la vista, esa versión muy nuestra/de la noche que muestran los films de Holywood.
Alejandra Vanessa (1981): El esponjita estaba tan deprimido/que se mudó a un local sin aire y/lo secó el desamor.
Alicia García Núñez (1981): Voy a inventarme un infierno/y te voy a dejar dentro.
Carmen Beltrán Falces (1981): El niño que fuimos aún vive/pero el anciano que hemos de ser/ya comienza a reclamar su espacio.
Laura Pérez Manzano (1982): Así que para no tropezarnos en/el mismo espacio, he aprendido a trepar hasta el techo y ensayo/ruidos incongruentes frente al espejo que puedan darte miedo.
Hasier Larretxea (1982): Una cristalera/puede separar/la manera de vivir.
Vanessa Díez Tari (1982): Afronta los hechos,/sola,/recompón/los pedazos de ti.
Eduardo Fariña Poveda (1982): es menester lloriquear y actuar como un estúpido niño malcriado/para que de una buena vez te atiendan y largarse
Ana Patricia Moya (1983): Sólo me queda confiar en mis piernas porque son las únicas que me permiten caminar...
Pablo López Carballo (1983): Volarán los pájaros/sin ramas. Pájaros, en definitva/como poemas, en vuelo.
David Refoyo Aguiar (1983): le digo a la enfermera, ¿sabes cuál es el secreto?/tratar a las personas como personas/y no como enfermos.
Sofía Castañón (1983): A los niños raros del colegio,/los de las mismas ganas de soñar,/cobardes ante el cuero de los deportes,/se los querría al crecer. Se nos querría.
Javier Pascual Ramírez (1983): Tanto esfuerzo,/tanto,/y no sé andar/sin cogerte la mano.
Antonio Huerta (1984): Podría permanecer junto a tu sombra/hasta el final de mis días,/viendo como amanece tu cuerpo desnudo
Ben Clark (1984): y no hace falta/decírtelo de nuevo pero sí:/yo te amo por encima de nosotros.
Elena Medel (1985): Y digo que este poema es Irène Némirovsky/lo mismo que yo soy Finlandia en 1918/y tú eres un corazón más en un mundo vacío.
Martín Mosteiro Espina (1985): en la constancia oportuna/en la poesía que cominza/con el verbo por delante.
Almudena Vidorreta (1986): y me dirá al oído que niña, descansa,/pronto dejará de llover.
Javi Gato (1987): Aprietas tu mano contra la mía/Y me pides que crea en lo que palpita bajo tu piel.
Gracias a Ediciones Escalera, a Ángel Muñoz, a Eduardo Boix, a los 61 poetas y, por supuesto, a aquellos lectores que se hagan con el poemario...
gracias david, a ver si por lo del libro y tal nos vemos pronto en alguna feria... abrazo!!
ResponderEliminarTiene una pinta estupenda. Habrá que leerlo.
ResponderEliminarabrazos.
gracias mil hermano
ResponderEliminarGracias David, a ver si nos vemos pronto. Besos desde Elche.
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