Esta antología, al margen de otras historias, tiene para mí un, digamos, valor añadido: un valor sentimental: fue el primero de unos cuantos que más adelante edité con Ediciones de Baile del Sol, fue mi primera toma de contacto con una bellísima persona: Tito Expósito, uno de los editores, al que también más adelante llegaría a conocer en persona, confirmando mis sospechas: me encontraba ante un tío legal.
Y por si fuera poco, el libro contaba con un prólogo de unos de los escasos críticos de poesía objetivos que, por suerte para la poesía y para sus lectores, aún quedan en este país: Túa Blesa.
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