Tal y como prometí hace unos cuantos días, acabo de abrir mi nuevo blog: Hasta los gatos acaban por suicidarse, con un post sobre la correspondencia entre Keoruac & Ginsberg. Ni que decir tiene que sois bienvenidos a él.
Los valientes andan solos
Cuaderno del poeta y narrador David de San Andrés (antes David González)
Frase de Henry Miller
Henry Miller: Solo hay una cosa que tiene para mí un interes vital, y es recoger todo lo que se deja fuera de los libros.
jueves, 7 de junio de 2012
viernes, 11 de mayo de 2012
Aviso para los lectores de este blog + 1 poema de Lara Ríos
Lara Ríos
Por razones que no vienen a cuento, he decidido cerrar este blog y abrir otro dentro de unos días. Cuando tenga el nuevo blog, lo anunciaré por el facebook y por aquí, pues aunque he decidido cerrar el blog, no lo voy a suprimir. Os agradezco mucho, más de lo que pensáis, que me hayáis acompañado durante este tiempo y espero que alguno de los contenidos de este blog hayan sido de vuestro agrado. Y como se da la circunstancia de que una buena amiga, la poeta Lara Ríos, lleva una temporada por México, he pensado en cerrar el blog con uno de sus poemas:
OTRO MUNDO
Hay
un mar desconocido
Un
astro que envejece
Todo
es demasiado lento
Tan
sólo se nos cae el pelo
Pero
el verdugo se preocupa y nos ayuda
No
creo que nadie le ceda su plaza a un hipopótamo en la nave nodriza
Sólo
el verdugo puede hacer eso y cederle la tuya
Por
eso colecciona semillas
Colecciona
genes por eso
Nadie
nos está envenenando
La
naturaleza nos protege
El
estómago todavía es viejo
No
hubiéramos ido más allá del puente
Hay
que dar gracias por su legado
O
dejar de pensar y olvidar el paraguas de
la tormenta solar
Abandonar
las escuelas y fundar una institución del silencio
Buscar
un maestro acróbata entre las piedras del dolor
Yo
miento como le miente el amor a un niño
Los
reyes magos existen mientras exista su nombre
Dios
existía hasta que alguien lo nombró
Claro
que esto es mi punto de vista
La
academia de las abejas contradice la teoría del color
Y
los orines de un conejo son neones para el águila
Por
la leyenda de un bosque vuelan pájaros que llevan en el pecho
Manchas
del color de la sangre derramada
Yo
mastico el verde
Mastico
el rojo y el naranja
Mastico
el amarillo e inspiro azul porque no aspiro al nirvana
Inspiro
odio porque me desconozco en la medida exacta
Si
se pinta un cielo azul se aclara o empalidece con blanco de titanio
Una
pizca de rojo a medida que se acerca al horizonte
El
verdugo transforma el paisaje en su medida
Arranca
los colores del mapa del mundo como un astro despiadado
Mi
camino es poesía y aprendo del verdugo
Y
del que va mirando al cielo para no pisar las flores
Invento
constelaciones en el mapa de los días
Me
tumbo en la hierba boca arriba
Y
escribo cartas de amor en las almohadas de la tierra
En
parajes donde se rompe a cada instante el mundo de cualquier semilla
El
hombre crece y se multiplica
Y
el verdugo viene a poner orden
El
hombre nace
Llora
y lo rematan con un lazo
Pero
el hombre crece y se multiplica
Cada
nota levanta una columna de aire hasta encontrarse en otra altura
La
belleza de una lágrima es el prisma del silencio
El
sabor de la huella del salitre
Hay
que extraer
Del
mármol el blanco en el establo de Calígula
De
las venas el violeta en las cámaras de Hitler
Del
miedo el amarillo en las pirámides de Moctezuma
Hay
que extraer el azúcar de la sal en las tripas del azul
Porque
el mar es la jalea de la reina que regresa de su vuelo
A
su celda de los cielos preñada de ríos
Y
un día llegará la muerte con sus manos de aceite vestida de alienígena
Y
por fin desatará el nudo del ombligo
miércoles, 21 de marzo de 2012
1 poema de Isla Correyero:
Isla Correyero
LOS LÍMITES
Necesitamos testimonios que enciendan en nosotros
el recuerdo de lo más profundo.
Cuando eramos niños teníamos un margn de conciencia
dedicado al Resplandor.
Podíamos ver más allá de los nombres y las cosas. Arder de
amor por los pobres y los muertos. Visitar regiones
invisibles atravesando las azules tinieblas de las
habitaciones.
Traíamos de aquellos límites -siempre frágiles- descalzos
los pies, una peligrosa tristeza y extrañas imprecisiones en
el vocabulario.
Y, cerrando los ojos, volvíamos a ver con claridad lo que
habíamos penetrado
y descansábamos, como dormidos, en el regazo de nuestra
madre
que nos creía y jugaba con nosotros, otra vez, a retirarnos
de la muerte.
martes, 20 de marzo de 2012
1 poema de Roxana Miranda Ruipalaf:
Roxana Miranda Ruipalaf
YO PECADORA
Confieso que le he robado el alma al corazón de Cristo,
que maté una flor por la espalda
y le disparé a la cigüeña.
Confieso
que me comí todas las manzanas
y que suspiro tres veces
al encenderse la luna.
Que le mentí a la inocencia
y golpeé a la ternura.
Confieso que he deseado a mis prójimos
y que tengo pensamientos impuros
con un santito.
Confieso que me vendí por dinero.
Que no soy yo
y que he pecado de pensamiento
palabra y omisión.
Y confieso que no me arrepiento.
lunes, 19 de marzo de 2012
1 poema de Hélène Cadou:
Hélène Cadou
[CUANDO NIÑA]
Cuando niña
Temía que el pozo
Abierto en lo hondo del jardín
Fuera un ojo abierto
Hacia el fondo de la tierra
Una mirada
Que permitiera ver
La noche de los tiempos
Y rechazaba el antojo
De tomarlo como espejo
Tal era el miedo a que mi cara
En él se perdiera
sábado, 17 de marzo de 2012
1 poema de Paula Meehan:
Paula Meehan
LA PARTIDA
Había caído tan dentro de sí mismo
que no podía tocarlo.
Aunque yo había preparado nuestra huida
él no quería moverse. Se quedaba
en su cuarto días enteros viendo manuscritos
o acomodando fotos de familia
en el estricto orden en que fueron tomadas.
Le rogué que se apurara pues
se acercaban las noches sin luna;
había que andar dos noches a través del bosque.
Poco antes los soldados habían llegado al barrio.
Me aterraba cada golpe en la puerta,
sus pesadas botas en la escalera.
Nuestros amigos recomendaban prisa;
muchos vecinos ya estaban en prisión.
Sus ojos eran soles gemelos que ardían.
El silencio su respuesta a mis súplicas.
Empaqué una muda de ropa, la mitad
de las últimas raciones,
el anillo de mi madre para el trueque.
A primera vista pasarían los papeles.
No era por mí que yo partía sino
por la nueva vida que llevaba.
En la frontera lo recordé: esa última mañana
junto a la ventana mirando al Sol
pavonearse a lo largo de la calle, reflejando
el desfile de las nubes. Llevaba
la camisa negra que yo bordé de estrellas
y no decía nada. Nada.
Entonces el guía me hizo avanzar.
Entre un recorrido y otro
del reflector, me escurrí hacia otro estado
con gratitud, cubierta por la oscuridad.
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